Alvaro Horcas.
El flamenco, tal como hoy lo conocemos, empezó a manifestar a fines del siglo XVIII. Con anterioridad a esas fechas, todo hace suponer que sus formas primitivas fueron gestándose en la intimidad de aciertos reductos gitanos bajoandaluces. Puede decirse que hasta mediados del XIX no abandona el flamenco esa situación doméstica semiclandestina y hace su aparición en los primeros escenarios públicos.
La genealogía del flamenco enlaza con toda una serie de consecutivos aportes musicales. En términos estrictos, el flamenco supuso la cristalización de muy diversas herencias oriundas de ese inmemorial cruce de culturas latentes en el pueblo andaluz: salmódicas hindúes y griegas, cantos gregorianos, melodías persas, jarchas mozárabes, endechas judías, tonadas moriscas, romances castellanos, sones africanos y suramericanos...
Todos esos ingredientes, sucesivamente refundidos en el crisol de las cadencias autóctonas andaluzas, dieron origen a una nueva estructura musical que ha llegado hasta nosotros con el nombre del flamenco. La paulatina diversificación de estilos no es sino una consecuencia más de esa inagotable capacidad innovadora que posee el flamenco, uno de los modelos expresivos de más libre adecuación a las necesidades creadoras del intérprete y uno de los fenómenos de la música popular más singulares del occidente europeo.
Sin embargo a pesar de esa libertad y elasticidad existen unos parámetros métricos en cada estilo de cante y baile que han sido marcados en las más importantes escuelas con la intención, al menos necesaria, de mantener la raíz de cada uno de los palos. Toda persona que se precie a estudiar este arte, en cualquiera de sus facetas, debe conocer antes la base de la misma, procurando que sus futuras creaciones se adapten a estos marcos métricos, sobre todo para bailes en solitario, pues es bien sabido que el flamenco para un grupo numeroso tiene otras pautas de creación que se indicarán mas adelante.
- Compás de 3x4
- Introducción
- Subida y cierre.
- Silencio.
- Escobilla.
- Remate de Alegrías por Bullerais.
Baile mímico que forma parte de los de las zambras gitanas. Aunque este estilo con compás de solea ligera o soleá por burlerías, forma parte del ritual de las bodas gitanas y sus letras más divulgadas hacen referencia a la virginidad de la novia, J. Rodríguez Garay, en su trabajo "De algunos usos y ceremonias nupciales de España", publicado en la revista "El folklore Andaluz, nº 6", escribe lo siguiente sobre la alboreá: "Costumbre antigua es en algunos pueblos de España arrojar dulces y flores a la novia, cuando se dispone a bailar. En el Coronil (Sevilla) se arrojan puñados de almendras y confites. En algunos pueblos de Sicilia arrojaban sobre los esposos al volver de la iglesia no sólo trigo y harina, sino pan algunas veces. En un romance antiguo, al hablar de las bodas del Cid con doña Jimena se dice: "Por las rejas y ventanas/arrojaban trigo tanto/ que el rey llevaba en la gorra/ como era ancha, un gran puñado""...(diccionario flamenco)
Antonio Hita Maldonado, sostiene que el estilo no fue nunca cante de importación, pues jamás existió en nuestro país hermano. La colombiana es relativamente moderna, siempre que consideremos moderno un estilo que tiene de vida poco más del medio siglo. Su nacimiento y posterior divulgación nace de los años treinta, cuando el tan vituperado, por determinados artistas y críticos de esta generación, don José Tejada "Niño de Marchena", junto a don Hilario Montes, y tomando como base de su creación entre otras formas musicales, la rumba española, realiza una composición a la que bautiza con el nombre de colombianas.
En cuanto al baile, o la manera de interpretarse, he de decir que en la mayoría de las ocasiones busca de imágenes relacionadas con la época colonial, aunque según el cante, como hemos comprobado no tiene nada que ver;. Suele darse la particularidad de utilizar abanicos o paipais, mantones y trajes adornados con grandes lazos, también en la cabeza tocados especiales, trajes de gran colorido predominando el blanco como base.
Estructura más usual:
- Compás de 3x4.
- Introducción subida y cierre.
- Varias coplas y cierre.
- Escobilla. corta
- Silencio, subida y cambio a Bulerias y fin.
BULERIAS
Las bulerías, cante festero por antonomasia, admite una muy variada gama de influjos literarios y refundiciones musicales. Lo único imprescindible es que el intérprete cante sepa adaptar todas esas apropiaciones al compás del cante, uno de los más difíciles y rigurosos del flamenco. La variedad de las bulerías es prácticamente inabarcable. Las hay para cantar y para bailar, distinguiéndose exclusivamente unas de otras por el más pausado y acelerado despliegue rítmico. De acuerdo con su órbita nativa, pueden establecerse tres principales grupos distintivos: Jerez de la Frontera, Cádiz y el área trianera o utrerana. Las de Jerez de la Frontera son sin duda las de más intensa y desbordante personalidad.
Su compás es el de ¾; y la ejecución o interpretación de este palo es a base de lo que se denomina patas: estructuras de unos 16compases musicales en grupos de cuatro, utilizando el primer compás para dar tres golpes secos y unos pasos hacia delante y atrás que asemejan a "dar una patada", luego una serie de zapateados y remates que acaban con un desplante.
Dice en el argot profesional que aprender a bailar bulerías es lo más difícil pues depende de una gran rapidez y gracia como destreza para dominar este baile.
Estructura:
Es de compás ¾. Se usa en finales de fiestas flamencas, es muy vivo de ejecución y alegre y aveces puede emplearse las castañuelas para bailarlo.
Su compás es el de 4/4 y su estructura es:
Entrada, estrofas con zapateado, una escobilla o zapateado de gran precisión de sonidos y matices pues casi se interpreta la misma música que se emplea para ello; finalmente despedida por tangos de farruca.
- Compás de 4x4.
- Introducción, subida y cierre.
- Varias coplas y cierre.
- Escobilla.
- Silencio, subida y cambio a tangos y fin.
El martinete nunca se bailó. Al menos, no se bailó hasta ya bien entrado nuestro siglo, cuando Vicente Escudero creó una versión más bien heterodoxa a partir de la primitiva forma del cante. Al carecer de un compás preciso, dentro de esos arquetipos flamencos considerados ad libitum, el martinete sólo podía adaptarse al baile de acuerdo con la más espontánea libertad de ejecución, solo obediente a las pautas de dramatismo del cante.
- Compás combinado de 2x4 y 3x4.
- Varias coplas.
- Escobilla subida y cierre.
- Varias coplas.
- Escobilla y despedida con "ayes".
Desde que el flamenco salta – a mediados del XIX- del anonimato del clan gitano a los escenarios públicos, la soleá fue un cante que solía acompañarse de su correspondiente baile. En un principio, estaba destinado a la mujer, pero poco a poco también empezó a ejecutarse habitualmente por los hombres como baile, las soleares son probablemente la modalidad de más solemne y poderosa plasticidad de todo el flamenco.
- Compás de 3x4
- Introducción subida y cierre.
- Varias coplas y cierre.
- Escobilla subida y cierre.
- Varias coplas.
- Escobilla subida y cambio a bulerías.
- Compás combinado 2x4 y 3x4.
- Introducción.
- Varias coplas y cierre.
- Escobilla subida y cierre.
- Copla, subida y fin.
En cuanto al baile decir que es de creación reciente, que posee el mismo compás y un aire muy semejante al baile por siguiriyas. Fue divulgado en los teatros por la pareja de baile formada por Flora Albaicín y Roberto Iglesias.
- Compás combinado de 2x4 y 3x4.
- Varias coplas y cierre.
- Silencio y "Ayes" y cierre.
- Escobilla por Seguirilla o Serrana.
- Coplas.
- Subida de compás y cierre.
TARANTO
Cante similar a la taranta, o modalidad de ella, de la que se distingue por obedecer su toque a la tendencia acompasada de la zambra, ejecutado en el mismo tono que la taranta y la cartagenera.Baile flamenco que se acompaña del cante el mismo nombre, posiblemente creación de Carmen Amaya hacia los años cuarenta, a la que siguieron en su divulgación Rosario, Antonio, Flora Albaicín y Fernanda Romero, ya actualmente incluso en casi todos los repertorios de las más destacadas bailaoras. José Blas Vega dice que está consolidado dentro del fascinante y maravilloso mundo del baile flamenco, en general. Hay algo ya de rango universal que motiva un baile, un cante, una temática, un pueblo, y hace referencia a la obra teatral de Alfredo Mañas "Historia de los Tarantos" que después fue llevada al cine varias veces, primero por Carmen Amaya y después por Cristina Hoyos.
- Compás de 4x4.
- Introducción, subida y cierre.
- Varias coplas y cierre.
- Silencio
- Farseta.
- Escobilla subida y cierre.
- Varias coplas.
- Subida para entrar en Tangos y Fin.
Cante con copla de cuatro versos octosílabos, casi siempre con rima asonante en los pares. Es una cantiña muy propia para bailar por lo ligado de su ritmo. Tuvo su origen a mediados del siglo XIX y engrandeció el espectáculo de los cafés cantantes de la época.
En cuanto al baile decir que es similar al de las alegrías, con el mismo compás que estas, pero en distintos tono musical, y en el que concurren todas las características para ser interpretado por los dos sexos: suavidad en los brazos, gracia y elegancia.
Su compás es el 4/4 con una estructura más o menos libre o común y de gran carácter dramático a la hora de ser interpretada.
Cante cuya copla consiste en una serie de tres estrofas con versos de diferentes medidas. Pertenece al grupo denominado de las cantiñas y musicalmente está muy próximo a las llamadas alegrías, y más aún, al mirabrás, con cierta propensión al barroquismo, a los arabescos y a los giros ornamentales. Sus letras suelen ser graciosas y, a veces, picantes, y en ellas se introduce, entre estrofas y a modo de estribillo, la palabra caracoles. El toque se realiza únicamente en Do mayor, la medida es la misma que la de las soleares, las alegrías y las bulerías.
Se dice que es un baile propio de la mujer, por lo que presenta, como las soleares, o las peteneras, un gran número de movimientos ondulatorios que van de acuerdo con los punteados leves y con la melodía cadenciosa de la música. Es posible que tenga su precedente en otro baile de la llamada escuela moderna de palillos y que se conocía por el nombre de caracoles clásicos.
Suelen acompañarse de mantón, abanico o castañuelas; indistintamente o combinado todos ellos.
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